Australia
La riqueza de la fiebre del oro ha agraciado a esta ciudad del interior con una arquitectura magnífica.
Ballarat comenzó su andadura como un pequeño pueblo ovejero y se convirtió en un próspero asentamiento minero durante la fiebre del oro, al igual que muchos otros pueblos de la región. A diferencia de los demás, los ricos yacimientos auríferos aluviales mantuvieron la zona hasta el siglo XX. La abundancia de oro permitió que el pueblo creciera hasta convertirse en una gran ciudad a medida que personas de todo el mundo venían a compartir la riqueza. Se construyeron edificios extravagantes que le valieron a la ciudad el apodo de 'La Ciudad Dorada'. La restauración y preservación de edificios históricos es alentada y los residentes están dedicados al mantenimiento de las amplias calles, jardines extensos y todos los edificios de la era victoriana. Recorre Sovereign Hill, un museo al aire libre y viviente que demuestra cómo era la vida al comienzo de la fiebre del oro en Ballarat. ¡Mira cuánto ha cambiado la ciudad!
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