Basílica de Santa Teresa

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Santa Teresa de Lisieux se convirtió en monja a los 15 años y murió en 1897 de tuberculosis a la edad de 24. Su sencilla y práctica dedicación la convirtió en una de las santas más populares en la historia de la iglesia. Después de ser canonizada en 1925, el obispo local decidió construir una gran basílica en su honor, decisión que el Papa Pío XI apoyó plenamente. Financiada íntegramente por donaciones de fieles de todo el mundo, la construcción comenzó en 1929 y se terminó en 1954. Hoy en día, es el segundo lugar de peregrinación más popular de Francia. Dentro de la basílica neo-bizantina hay 18 altares menores ofrecidos por diferentes naciones a Santa Teresa. Sin embargo, de todas las coloridas obras de arte que llenan el interior, la cripta es la más importante, amueblada con mármol esculpido, los mosaicos representan las etapas de la vida de Teresa.