Basílica del Santuario Nacional de Nuestra Señora de Aparecida

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En honor a la patrona de Brasil, la monumental Basílica del Santuario Nacional de Nuestra Señora de Aparecida tiene un origen humilde: tres pescadores sacaron una estatua de la Virgen María en el siglo XVIII, lo que les bendijo con una abundante pesca. La estatua fue alojada originalmente en la casa de uno de los pescadores, pero una marea creciente de peregrinos le llevó a construir una pequeña capilla, que tuvo que ser reemplazada por una serie de edificios cada vez más grandes. En 1955, comenzó la construcción de la nueva basílica, que es la catedral más grande y la segunda iglesia católica más grande del mundo después de la Basílica de San Pedro. Independientemente de tu fe, su tamaño es impresionante, así que asegúrate de caminar a su alrededor antes de entrar para sentirte pequeño bajo los altos techos. ¡El complejo es tan grande que también alberga un centro comercial, una clínica médica y restaurantes!