Bellinzona

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Los antiguos romanos vieron la ventaja defensiva que el paisaje natural en este valle proporcionaba y erigieron un puesto fronterizo, que luego fue ampliado por los lombardos y, finalmente, convertido en una ciudad fuertemente fortificada de Milán, controlando el acceso a los Alpes desde el sur. La fuerte influencia italiana ha dejado su huella en la ciudad, como el teatro neoclásico. Las pintorescas calles y plazas están llenas de decadentes casas patricias y hermosas iglesias. Sin embargo, son las triples fortificaciones de la ciudad las más impactantes. Siendo uno de los 12 sitios del Patrimonio Mundial de la UNESCO en Suiza, son algunas de las fortificaciones mejor conservadas del país. El Castelgrande es el más antiguo y poderoso, y ofrece vistas impresionantes del casco antiguo y sus alrededores, así como un museo que cubre la historia de Bellinzona.