Castillo de Cannenburch

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Construido sobre las ruinas de un castillo medieval en el siglo XVI, el Castillo de Cannenburch es mejor conocido por su infame fundador Maarten van Rossum. Empleado como mariscal de campo por Carlos, Duque de Güeldres, Van Rossum fue un notorio rufián que se abrió camino a través de Holanda y Brabante, saqueando a su paso. Las riquezas que acumuló con este negocio sangriento le permitieron construir varias fortalezas y fincas de campo. El Castillo de Cannenburch permaneció en su familia durante los siguientes 300 años, durante los cuales lo refinaron, ampliaron y remodelaron para crear una lujosa residencia noble. Hoy en día, los visitantes pueden disfrutar del interior auténtico del castillo del siglo XVIII, que está ricamente adornado con pinturas, porcelanas y muebles, muchos de los cuales son originales del castillo. Una de las piezas más inusuales es la copa bautismal del siglo XVII de Elbert van Isendoorn, que está hecha de coco plateado, en ese momento algo muy exótico y, por lo tanto, muy precioso.