Durbuy

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Durbuy fue un importante centro de comercio medieval y fue elevada al rango de ciudad por el Rey Juan I, Conde de Luxemburgo y Rey de Bohemia, en 1331. En ese momento, el honor la convirtió (supuestamente) en la ciudad más pequeña del mundo, con solo unos pocos cientos de residentes. Hoy en día, Durbuy todavía celebra este estatus, y aunque ya no puede reclamar oficialmente el título. Independientemente de cómo la clasifiques, las calles adoquinadas y los edificios de piedra son indudablemente un lugar encantador para perderse, disfrutar de las vistas del castillo del siglo XVIII desde todos los ángulos y hacer una parada en un café. Si te cansas de la piedra, Durbuy tiene otra reivindicación: el parque de topiarios más grande del mundo. Con una hectárea entera, encontrarás setos verdes moldeados en más de 250 diseños diferentes, incluyendo humanos y animales.