Forte di San Leo

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Desde los antiguos romanos, una imponente fortaleza ha coronado el peñasco rocoso que domina San Leo. Durante la Edad Media, esta posición estratégica fue amargamente disputada por los bizantinos, godos, francos y lombardos. Tras la llegada de las armas de fuego, la fortaleza fue actualizada para resistir y defenderse mejor de un asalto moderno. Aunque fue objeto de disputa durante siglos, en 1631 finalmente se asentó en un rol cómodo: una prisión. Sus defensas inexpugnables la hicieron perfectamente apta para contener a algunos de los disidentes más notorios de la época, como Cagliostro. Hoy en día, la fortaleza ha sido restaurada a su elegante forma renacentista, y junto con las vistas absolutamente estupendas, el castillo exhibe los implementos del dolor, desde dispositivos de tortura medievales hasta ametralladoras de la Segunda Guerra Mundial.