Palmela

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Nombrado en honor a su fundador romano Cornelius Palma, la ciudad está dominada por la fortaleza morisca en la cima de la colina. Tras la reconquista en el siglo XII, se construyó el castillo, que ahora es un ejemplo sólido de la arquitectura militar de la época. Según la leyenda local, el obispo de Évora murió de una muerte dolorosa en la mazmorra aquí como castigo por su participación en una conspiración contra el rey João II. También se añadió un monasterio más tarde, que ha sido transformado meticulosamente en uno de los hoteles históricos más deseables de Portugal. Mientras estés en Palmela, trata de hacer tiempo para probar su galardonado vino y su sabroso queso Queijo de Azeitão, ya sea en un restaurante o simplemente comprando algo en una tienda.