Ruinas de San Ignacio Miní

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Las Ruinas de San Ignacio Miní marcan el asentamiento original de San Ignacio, que fue construido en 1610 en lo que hoy es Brasil, pero después de 20 años se vieron obligados a reubicarse debido a ataques de bandidos portugueses. En 1696, los jesuitas finalmente establecieron San Ignacio Miní en su ubicación actual. En su apogeo, San Ignacio Miní era un asentamiento autosuficiente que albergaba a 3,000 habitantes, en su mayoría indígenas, pero todo esto llegó a su fin a mediados del siglo XVIII cuando los jesuitas cayeron en desgracia con el Rey de España y fueron expulsados del país. A pesar de haber sido abandonadas y de los intentos locales por destruirlas, las Ruinas de San Ignacio Miní son aún algunas de las ruinas jesuitas mejor conservadas de América del Sur. Presta especial atención a las intrincadas paredes talladas de la plaza y a la iglesia de estilo barroco guaraní.