Sucre

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El clima templado hizo de Sucre el destino preferido para la realeza española y las familias adineradas, que transformaron la ciudad en la más hermosa de Bolivia. Su centro histórico, con sus calles adoquinadas bordeadas de casas encaladas, iglesias ornamentadas y palacios lujosos, es uno de los mejor conservados del Nuevo Mundo y un sitio Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. La Basílica de San Francisco es uno de los monumentos más preciados de la ciudad: fue aquí donde Bolivia firmó su independencia de España, que celebraron hasta que se rompió la campana de la iglesia. La Universidad de San Francisco Xavier del siglo XVII con su patio porticado es otro de los puntos destacados. Pero para el edificio más único de toda Bolivia, no te pierdas el Castillo de la Glorieta. Este palacio de arenisca fue construido en el siglo XIX por el magnate minero y banquero Don Francisco Argandoña y su esposa, a quienes el papa nombró el primer (y único) príncipe y princesa de Bolivia. Su romántico hogar incorpora elementos de casi todos los estilos arquitectónicos, incluida una copia de la Torre Elizabeth.