Aveiro

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Establecida durante la época romana, Aveiro sirvió como un importante puerto hasta que una tormenta levantó un banco de arena a lo largo de su costa en el siglo XVI. El banco de arena no solo bloqueó el puerto, sino que el agua estancada resultante trajo enfermedades y la población se redujo a la mitad en dos décadas. Hoy en día, Aveiro mantiene una antigua tradición pesquera además de contar con industrias prósperas de sal y algas marinas. Los visitantes pueden pasear por los canales, dirigiéndose al mercado de pescado para disfrutar de una vista de coloridas cabañas de azulejos que se enfrentan entre sí a lo largo del canal. Los barcos similares a góndolas que se encuentran allí, conocidos como “barcos moliceiros”, son embarcaciones tradicionales de fondo plano utilizadas para pescar y recolectar algas marinas de las lagunas. También vale la pena entrar en el Convento de Jesús para admirar sus claustros renacentistas y tallados dorados del siglo XVII. Aunque no es exactamente Venecia, esta ciudad pesquera portuguesa ciertamente tiene un encanto único propio.