Baeza

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Asentada desde la época romana y una vez próspera capital mora, el ascenso duradero a la fama de esta ciudad provincial se debió a un puñado de familias, ricas por el cultivo de cereales y la producción de telas y cuero. En el siglo XVI, estos ricos nobles locales contrataron a importantes arquitectos de la época para rediseñar su ciudad en el estilo italiano de moda. Cuando la economía local colapsó en el siglo XVII, se construyeron pocas estructuras nuevas, preservando el legado renacentista de la ciudad que le valió un lugar en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. El palacio de la Marquesa de Jabalquinto tiene una elaborada fachada isabelina con influencia morisca, y está justo al lado de la catedral del siglo XVI. Aunque cuenta con las características rejas de hierro pintado de Baeza, tiene una atracción oculta en forma de una enorme custodia de plata ingeniosamente colocada detrás de una pintura de San Pedro, que se desliza a un lado por una pequeña donación.