Dinkelsbuhl

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Fundada en el siglo VIII como residencia real de los reyes carolingios, en el siglo XIV, Dinkelsbuhl fue fortificada y convertida en una Ciudad Imperial Libre. En 1632, el pueblo evitó la destrucción al rendirse a los suecos: según la leyenda, gracias a un pequeño niño que le recordó al general sueco a su propio hijo. Cada julio, el pueblo celebra su rendición, lo que (junto con no haber sido bombardeado durante la Segunda Guerra Mundial) les ha permitido mantener su patrimonio medieval. Hoy en día, Dinkelsbuhl es una de las tres únicas ciudades alemanas con murallas intactas, lo que brinda a los visitantes una rara oportunidad de caminar por las murallas medievales. El casco antiguo es una explosión de historia colorida, con casas de entramado de madera y casas con tejados pintados de colores vibrantes que bordean las calles adoquinadas. Elevándose sobre todas ellas está la iglesia de San Jorge del siglo XV. Después de admirar sus 6 magníficos altares, los visitantes pueden escalar la torre para disfrutar de fantásticas vistas del pueblo y el campo.