Óbidos

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El laberinto de calles adoquinadas que conforman el impresionante centro histórico de Óbidos está bordeado de casas encaladas, acentuadas con salpicaduras de pintura amarilla y azul vívidas, y adornadas con flores, todas ellas encerradas dentro de las murallas de su castillo medieval. Desde que la reina Urraca recibió el título del pueblo por parte del rey Afonso II en 1210, varias consortes reales enriquecieron el pueblo con donaciones, convirtiéndolo en uno de los más pintorescos del país. El castillo en la cima de la colina ha sido convertido en uno de los hoteles más lujosos de Portugal, y ahora ofrece vistas impresionantes de la ciudad, así como un alojamiento incomparable. Para los amantes de la historia con un gusto por lo dulce, la puerta principal adornada con azulejos, Porta da Vila, conduce directamente a la calle principal, Rua Direita, que está llena de tiendas de chocolate y licor de cereza. La mejor manera de disfrutar del licor de guindas característico del pueblo es en una pequeña taza de chocolate comestible.