Urbino

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Durante las Guerras Góticas del siglo VI, esta pequeña ciudad romana se convirtió en un importante bastión. A finales del siglo XIII, era un importante centro regional y floreció positivamente durante el Renacimiento. A mediados del siglo XV, Federico da Montefeltro se convirtió en duque de Urbino y comenzó a reorganizar el estado, reestructurando la ciudad de acuerdo con una concepción moderna: cómoda, eficiente y hermosa. El palacio ducal resultante era más “una ciudad con forma de palacio”, y hoy alberga una de las colecciones más importantes de pinturas renacentistas del mundo. Para aquellos que realmente adoran el arte renacentista, el maestro Rafael nació aquí y su casa es ahora un museo. Otra joya oculta es el Oratorio de San Giovanni Battista, que está cubierto con vibrantes frescos del siglo XV. Deambular por esta ciudad amurallada es un placer con su abundancia de sitios medievales y renacentistas notablemente bien conservados.